viernes, 27 de mayo de 2016

VIA CRUCIS-AÑO DE LA MISERICORDIA (XII)

Decima-segunda estación: JESÚS MUERE EN LA CRUZ

 Te adoramos y te bendecimos porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

He aquí el monumento al amor: el amor clavado. He aquí el mayor monumento, contradicción para muchos, del amor sin límites: el amor ensangrentado. Así lo entendieron, creyeron y llevaron a su propia vida gente como San Francisco Javier (enamorado de la cruz); San Juan de Ávila (maestro ante la cruz); San Juan María Vianney (reconfortado ante el silencio de la cruz); Santa Teresa de Jesús (toda reforma en la cruz).

He aquí un monumento, la cruz, que no necesita ser iluminado desde fuera. Quien muere en ella, Jesús, ilumina los dos maderos con su obediencia y entrega con todas las consecuencias. Nunca, tan toscos leños, soportaron tanto amor divino. Todos recordamos aún el testimonio de la niña de Siria: “¿Por qué me matáis si mi Dios os ama?” O la profesión de fe de una patriarca cristiana en Irán: “Quitadme la vida pero la fe sólo me la puede arrebatar el Señor”. ¿Es Cristo el presente y el futuro de tus pensamientos? Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Stmo. Cristo de la Misericordia (del Silencio), Parroquia de San José de Granada. José de Mora

http://www.javierleoz.org/Javier%20Leoz/Ciclo%20C%2015-16/Ordinario/Viacrucis%20breve.pdf

viernes, 20 de mayo de 2016

VIA CRUCIS-AÑO DE LA MISERICORDIA (XI)

Decima-primera estación: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ

 Te adoramos y te bendecimos porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 ¿Dónde se ilumina nuestra vida? ¿En la cruz o sólo en la luz artificial del mundo? Una joven católica de la antigua Yugoslavia fue violada. Se propuso hacer lo imposible para romper la cadena de odio que destruía su país. “Al hijo que espero, decía, le enseñaré solamente a amar. Mi hijo, nacido de la violencia, será testigo de que la única grandeza que honra a la persona es la del perdón”. La espiral de la violencia, de las rencillas del ayer, producen distanciamiento. Amar a Dios no resta fuerzas para dedicarnos a los demás. Cuanto más bebemos del manantial del amor, más podremos avanzar en el camino de nuestro vivir derramando generosidad, alegría, paz, fraternidad, perdón. ¿Dónde bebes? ¿En el odio o en el amor? ¿En la misericordia o en el egoísmo? ¿En la fuente del bien o en el lodo del mal? Recuerda una máxima: “de la mano que vayas alcanzarás el abismo o el paraíso.” Los hombres y mujeres de la misericordia son los que sólo saben beber del agua del amor de la cruz. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Stmo. Xto. de la Expiración, Parroquia de S. José de Clasanz de Granada. Sanchez Mesa

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viernes, 13 de mayo de 2016

VIA CRUCIS- AÑO DE LA MISERICORDIA (X)

Decima estación: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS 

Te adoramos y te bendecimos porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 Jesús, despojado de su fama y de sus vestidos. Jesús, desposeído de los suyos y de sus amigos. Jesús, alejado de su mar de Galilea y de sus enfermos, de su amigo Lázaro y de sus cientos de convertidos. ¿Dónde están? ¿Dónde se encuentran aquellos que se refugiaron en su mano siempre a punto para la misericordia, el perdón, la acogida, el amor, el afecto o la escucha?

 Con Santa Teresa de Jesús, rezamos: Cristo no tiene otro cuerpo en la tierra que el tuyo. No tiene otras manos que las tuyas. No tiene otros pies que los tuyos. Tuyos son los ojos a través de los que derrama Su amor sobre el mundo. Tuyos son los pies de los que se sirve para hacer el bien. Y tuyas son las manos con las que ahora nos Bendice.

 Nuestros labios pueden ser palabras que acogen y nuestros corazones una casa cálida y revestida por el traje de la misericordia. Ante el “los nuevos Jesús despojados” que nunca nos agotemos de buscar fórmulas para llegar hasta tanto rostro desnudo. ¿Los ves? ¿O tal vez has caído en la tentación de pensar que todos y todo está bien?

Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Ntro. Padre Jesús despojado, Parroquia de San Emilio de Granada. Ramos Corona

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viernes, 6 de mayo de 2016

VIA CRUCIS- AÑO DE LA MISERICORDIA (IX)

Novena estación: CAE EL SEÑOR EN TIERRA POR TERCERA VEZ 

Te adoramos y te bendecimos porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

No hay día en el que, además de saludarnos el sol, no salgan a nuestro encuentro las pequeñas centellas de nuestros desmoronamientos personales o comunitarios. Caemos en la debilidad, cuando no somos fuertes en la fe. Nos desplomamos en la tibieza, cuando no nos agarramos a la exigencia. Nos abandonamos, cuando alejamos a Dios y nos centramos demasiado en nosotros mismos.

Es fácil renunciar cuando, de frente, se nos presenta una realidad caprichosa. ¡Son tantos los reyes que nos preguntan “¿estás dispuesto a seguirme a mí?” Las terceras caídas, las definitivas, las más peligrosa son las que más nos aproximan a la crueldad del duro suelo: filosofías sin Dios, conciencia sin Evangelio, vida pública sin referencia cristiana. Marionetas en manos de nadie y, a la vez, en manos de muchos.

Los mártires de Uganda en 1885 sellaron con sus labios una impresionante profesión de fe: “Un cristiano que entrega su vida por Dios no tiene miedo a morir.” “Quemaréis nuestros cuerpos pero no dañaréis nuestras almas.” Levantémonos y pidamos al cielo fuerza para caminar, creer y perseverar en la tierra. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Stmo. Xto. de las Tres Caídas , Convento de Sta. Isabel la Real de Granada. Anónimo

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