SALMO 5
1. [v. 1] Título del Salmo: En atención de aquella que recibe la herencia. Nuestra interpretación va, lógicamente, referida a la Iglesia, que recibe como herencia la vida eterna, por nuestro Señor Jesucristo, para tomar posesión del mismo Dios con cuya unión se sienta dichosa, de acuerdo con el texto: Dichosos los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Y la tierra no es sino aquella de la que se dice: Tú eres mi esperanza, y mi lote en la tierra de los vivientes. Más claro aún: el Señor es el lote de mi heredad y de mi copa. También la Iglesia, por su parte, tiene la acepción de heredad, si nos atenemos a las palabras: Pídemelo, y te daré las naciones en herencia. Por consiguiente, nuestra heredad es Dios, porque él es quien nos alimenta y nos sostiene. Y nosotros somos heredad de Dios, puesto que él es nuestro administrador y gerente. Por todo ello, en este salmo se manifiesta la voz de la Iglesia llamada a la herencia, para acabar siendo ella misma heredad del Señor.
2. [v. 2] Señor, escucha mis palabras. Ella, que se siente llamada, llama al Señor para, con ayuda suya, ir sorteando la maldad de este siglo y llegar hasta él. Atiende a mis gemidos. Pone de relieve en qué consiste este gemido y lo profundo e íntimo que tiene que ser para llegar hasta Dios desde la morada secreta del corazón, sin estridencias corporales, dado que la voz corpórea penetra por los oídos, mientras que la voz espiritual tiene como meta la inteligencia. También se trata de una escucha por parte de Dios, no por conducto de oídos de carne, sino por la presencia de su majestad.
3. [v. 3] Atiende a la voz de mi súplica, es decir, a la voz que pide a Dios que le atienda. ¿De qué voz se trata? Ya lo insinuó al decir: Atiende a mi grito. Atiende a la voz de mi súplica, rey mío y Dios mío. Aunque el Hijo es Dios, y el Padre es Dios, y ambos son un solo Dios, y si nos preguntan acerca del Espíritu Santo, no debemos responder sino que es un solo Dios,y cuando se mencionan juntos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, no cabe entender sino que se trata de un único Dios, sin embargo, las Escrituras suelen llamar rey al Hijo. Por consiguiente, habida cuenta de las palabras:al Padre se va por mí, es muy razonable en primer lugar la expresión Rey mío, para decir acto seguido Dios mío. Por lo demás, no dijo atended, sino atiende. En efecto, la fe católica no proclama dos o tres dioses, sino que afirma que la Trinidad misma es un solo Dios. Y no lo hace dejando abierta la posibilidad de que esta Trinidad se denomine unas veces Padre, otras Hijo y otras Espíritu Santo, como creyó Sabelio, sino que el Padre solo es Padre, el Hijo solo Hijo, el Espíritu Santo solo Espíritu Santo, y esta Trinidad un solo Dios. Por todo ello, creemos que la expresión del Apóstol: de él, por él y en él son todas las cosas es ya una indicación de esta Trinidad. Y sin embargo, no añadió: A ellos la gloria, sino a él la gloria.
4. [v. 4] A ti te suplicaré, Señor; por la mañana escucharás mi voz. ¿Qué pretendió decir antes con la expresión escucha? ¿Aspiraba a que la escuchara en una especie de tiempo presente? ¿Por qué ahora dice por la mañana escucharás, no escucha, y te suplicaré, no te suplico, para acabar diciendo: Por la mañana me presentaré a ti y veré, en vez deme presento y veo? Aunque bien puede ser que la oración reseñada arriba patentice ya la invocación formal. Al hallarse a oscuras, debido a la negrura tormentosa de este siglo, se percata de que no ve el objeto de sus deseos, y sin embargo, no flaquea su esperanza, debido a que la esperanza que se ve no es esperanza. Por otra parte, comprende el motivo por el que no ve, y es que la noche, es decir, las tinieblas merecidas por los pecados, no han acabado de pasar. Consiguientemente, dice: A ti te suplicaré, Señor. Es decir, puesto que tú, a quien voy a dirigir mi oración, eres tan grande, por la mañana escucharás mi voz. Tú no eres un cualquiera como para dejarte ver de aquellos de cuyos ojos no se ha retirado aún la noche de los pecados. Una vez que haya pasado la noche de mi error y se hayan retirado las tinieblas, producto de mis pecados personales, entonces escucharás mi voz. En estas circunstancias, ¿por qué no dijo antes: escucharás, sino: escucha? ¿Se debe tal vez a que, tras haber dicho escucha y no haber sido atendida su demanda, cayó en la cuenta de que había algo que tenía que desvanecerse para que pudieran escucharla? ¿O ya la habían escuchado antes, pero no lo había advertido, al no acabar de ver quién lo había hecho? ¿O es que la expresión por la mañana me escucharás viene a decir por la mañana comprenderé que he sido escuchada, al igual que la expresión levántate, Señor, se interpreta como haz que me levante? Solo que este último pasaje se refiere a la resurrección de Cristo. Por lo demás, no cabe duda de que el pasaje: el Señor vuestro Dios os pone a prueba para ver si le amáis de verdad, sólo tiene una interpretación correcta: que sepáis por conducto de él y se os patentice de una manera personal la medida de vuestro avance en su amor.
5. [v. 5-7] Por la mañana me presentaré a ti y veré. ¿Qué interpretación darle a me presentaré? Pues, sencillamente, no seguir tumbado. ¿Y qué es estar tumbado, sino arrellanarse para descansar en tierra, lo que equivale a buscar la dicha en los placeres de la tierra? Me presentaré, dice, y veré. Si realmente queremos ver a Dios, a quien contemplan los limpios de corazón, no debemos instalarnos en las realidades terrenales. Pues tú no eres un Dios que ame la iniquidad, ni el malvado acampará a tu lado, ni los injustos se mantendrán en tu presencia. Aborreces a los malhechores, destruirás a todos los que hablan mentira. El Señor aborrecerá al hombre sanguinario y traicionero. La iniquidad, la maldad, la mentira, el homicidio, el fraude y otros vicios por el estilo son esa noche. Una vez que pasa esta noche, llega la mañana que posibilita ver a Dios. Ha expuesto, por tanto, los motivos de su presentación mañanera ante Dios, así como las razones que avalan su posibilidad de ver. Porque tú, dice, no eres un Dios propicio a la iniquidad. Si Dios fuera complaciente con la iniquidad, tambiénlos inicuos podrían verle, y en ese caso no sería preciso que viniera la mañana, o sea, que hubiera pasado la noche de la iniquidad.
6. El malvado no acampará a tu lado. Es decir, no verá hasta el punto de juntarse contigo. Justamente por eso continúa diciendo: Ni los injustos se mantendrán ante tus ojos. Naturalmente, por culpa de las tinieblas de los pecados, los ojos de los injustos, es decir, su mente racional no experimenta los reverberos de la luz de la verdad. La costumbre inveterada de pecar ha hecho que no puedan resistir el brillo de la recta inteligencia. Por tanto, tampoco los que ven de manera ocasional, es decir, los que comprenden la verdad pero siguen siendo injustos, permanecen en la visión, al amar lo que aparta de la verdad. Llevan consigo su propia noche, es decir, no sólo la costumbre de pecar, sino también el amor al pecado. Pero si transcurre esa noche, o sea, si dejan de pecar y rechazan no sólo la costumbre de pecar sino también el amor al pecado, comienza a despuntar el amanecer, y entonces ya no se limitan a entender, sino que se adhieren a la verdad.
7. Aborreces a todos los malhechores. Este aborrecimiento u odio de Dios tiene su base interpretativa en el modo de expresarse según el cual todo pecador odia la verdad. Parece que también ésta, por su parte, aborrece a quienes no autoriza su estabilidad en ella. Y no se estabilizan en la verdad quienes son incapaces de resistirla. Destruirás a todos los que hablan mentira. La mentira es lo contrario de la verdad. Y para que nadie opine que hay una sustancia o naturaleza opuesta a la verdad, entienda, que la mentira es algo propio del no ser, no algo propio del ser. Por tanto, si se habla de lo que es, se expresa la verdad; y si se habla de lo que no es, se expresa la mentira. Dice: destruirás a todos los que hablan mentira porque, al apartarse éstos lo que tiene entidad, se inclinan hacialo que carece de entidad. Cierto que hay muchas mentiras que parecen formuladas en pro de la vida y del bienestar de alguien y que no están basadas en la malicia, sino en la generosidad. Tal es el caso de las comadronas a que hace alusión el Éxodo. Pasaban informes falsos al Faraón para librar de la muerte a los niños israelitas. Pero incluso en este caso, no se hace un panegírico del hecho de mentir, sino un elogio del temple y buen natural de las que lo hicieron. Sólo los que mienten de este modo merecerán alguna vez liberarse de la mentira. Pero en los que son perfectos ni siquiera tiene cabida este tipo de mentiras. A ellos están destinadas las palabras: Que vuestro sí sea un sí y que vuestro no sea un no. Lo que pasa de ahí viene del malo. También tiene sus motivos lo que se dice en otra parte: Una boca mentirosa da muerte al alma. Por tanto, que nadie estime que el hombre perfecto y espiritual está obligado a mentir en bien de esta vida temporal de cuya muerte no se sigue la muerte del alma, ni de la suya ni de la del otro. Sin embargo, una cosa es mentir y otra cosa es ocultar la verdad; una cosa es decir falsedad y otra callar la verdad. Si alguien, casualmente, no desea entregar a un hombre a esta muerte visible, debe estar dispuesto a ocultar la verdad, pero no a decir falsedad. De este modo ni lo entregará ni dirá mentira para no condenar a muerte a su propia alma a cambio de la vida corporal de otro. Y si ni siquiera se siente con fuerzas para esto, pero se ve precisado a decir mentiras exclusivamente de este tipo, para merecer verse libre incluso de éstas -caso de que sean las únicas que le quedan- hágase digno de recibir la fuerza del Espíritu Santo para ser capaz de soportar todos los sufrimientos que comporta la defensa de la verdad. Dos son, en síntesis, las clases de mentira en que no hay grave culpa, pero que no están exentas de culpa: las jocosas y las que se dicen en provecho de alguien. Las primeras, que se dicen en tono de broma, no son muy perjudiciales precisamente por eso, porque no tratan de engañar. Nuestro interlocutor sabe muy bien que las decimos en plan de broma. Las segundas son, si cabe, más leves, porque entrañan cierto contenido de generosidad o altruismo.Y en cuanto a la mentira en la que no hay doblez de corazón, ni siquiera recibe el calificativo de mentira. Vamos a poner un ejemplo: a un individuo le entregan una espada en custodia, con la condición de devolvérsela al propietario cuando éste la pida. Si se da el caso que éste la exige en medio de un acceso de furor, es evidente que devolvérsela en tales circunstancias resulta improcedente, para evitar un suicidio o un homicidio. No hay que devolvérsela hasta que vuelva a estar en sus cabales. En este caso no se trata de una duplicidad de intención, porque el depositario de la espada, que prometió devolvérsela a su dueño, no pensaba que se la iba a pedir en ese estado de excitación. También el Señor ocultó la verdad a sus discípulos por no hallarlos preparados: Mucho me queda por deciros, pero no podéis con tanto ahora. Y el Apóstol hace lo propio: No pude hablaros como a hombres de espíritu, sino como a hombres de carne. Es, pues, evidente que, en alguna ocasión, silenciar la verdad no puede tildarse de culpa. Pero decir falsedad no consta que esté autorizado a los perfectos.
8. [v. 8] Al hombre sanguinario y doloso lo aborrecerá el Señor. Puede parecer con razón que este pasaje es una repetición del anterior: Detestas a los malhechores, destruirás a todos los mentirosos, como si hubiera una doble referencia: la del hombre sanguinario y malhechor, por un lado, y la del doloso y mentiroso, por otro. El sanguinario es ejecutor de la iniquidad, el doloso dice mentira. El dolo consiste precisamente en hacer una cosa y simular otra. Por lo demás ha empleado un verbo apropiado: aborrecerá. A las personas aborrecidas se las suele llamar también desheredadas, y observamos que este salmo está dedicado a la que recibe la herencia. Esta exterioriza su satisfacción diciendo: Pero yo, por tu gran bondad en la multitud de tu misericordia, entraré en tu casa. En la multitud de tu misericordia, es quizá una alusión a la multitudde hombres perfectos y felices que se integrarán en aquella ciudad que la Iglesia ahora pare con dolor y va dando vida poco a poco. ¿Quién va cuestionar que esa muchedumbre de hombres regenerados y perfectos hallan expresión adecuada en de ternura y de bondad esa multitud de misericordia de Dios, cuando resulta evidente a todas luces el texto: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo del hombre para visitarle? Entraré en tu casa, dice el pasaje, y entraré como piedra destinada a la construcción. Así lo creo ¿Y qué otra cosa es la casa de Dios sino el templo de Dios del que se ha dicho: El templo de Dios es santo y ese templo sois vosotros? Y la piedra angular de este edificio es aquel hombre asumido porel Poder, coeterno al Padre, y la Sabiduría de Dios.
9. Me postraré ante tu templo santo, lleno de tu temor. Ante tu templo quiere decir en las inmediaciones, porque no ha dicho en tu santo templo, sino ante tu santo templo. Leyendo entre líneas vemos que es un pasaje que no se interpreta como perfección, sino como un avance hacia la perfección. La perfección quedaría plasmada en las palabras entraré en tu casa. Pero antes de llegar a este punto, primero dice me postraré ante tu santo templo. Quizá por este motivo añadió lleno de tu temor, porque este temor es la mejor protección de los que caminan hacia la salvación. Cuando alguien ha alcanzado esta meta, ve convertido en realidad un hecho expresado así: El amor consumado elimina el temor, ya que cuando se les haya llevado a lo que ha constituido la meta de las promesas, ya no temen al amigo aquellos a quienes se ha dicho: Ya no os llamo siervos, sino amigos.
10. [v. 9-10] Señor guíame en tu justicia, porque tengo enemigos. Con toda razón ha subrayado aquí su situación de progreso, es decir, su aprovechamiento en el camino hacia la perfección. Aún no se encuentra formalmente en la perfección como lo demuestra el ansia de que le guíen. Con tu justicia, por supuesto. No con la justicia que dimana de criterios humanos. Porque de hecho acontece que devolver mal por mal tiene visos de justicia, pero no de la justicia de aquél de quien se dijo que hace salir su sol sobre buenos y malos. En efecto, cuando Dios castiga a los pecadores no les infiere un mal procedente de sí mismo, sino que los deja solos, abandonados a sus propios males. Mirad, dice: concibió la injusticia, está preñado de trabajos y dio a luz el engaño; cavó y ahondó una fosa y cayó en la fosa que hizo; recaiga su maldad sobre su cabeza, baje su maldad sobre su cráneo. Según eso, cuando Dios castiga a los transgresores de la ley, lo hace en calidad de juez no provocando en ellos un mal que dimana de sí mismo, sino que los relega a sus propias opciones para que completen el colmo de sus miserias. El hombre, en cambio, al devolver mal por mal lo hace con mala intención. Justamente por eso, cuando quiere castigar a un malvado, el primer malvado es él mismo.
11. Endereza mi camino en tu presencia. Está más que claro que se lo confía durante el tiempo en que progresa. Se trata efectivamente de un camino que no consta de distancias físicas. Este camino se recorre a base de sentimientos del espíritu. Endereza mi camino¸ dice, en tu presencia. Es decir, donde no donde no ve hombre alguno, al que no hay que creer ni cuando alaba, ni cuando censura. En realidad los seres humanos no están capacitados para dictaminar sobre la conciencia ajena que es desde donde se endereza el camino hacia Dios. Por eso añadió: Porque en su boca no hay sinceridad. Cuando juzgan o emiten algún dictamen no hay que fiarse de ellos. Por tanto, no nos queda otro recurso que la interioridad de la conciencia y la presencia de Dios. Su corazón es vano. ¿Cómo va a haber sinceridad en su boca, si su corazón va descaminado en cuanto al pecado y al castigo del pecado? La pregunta ¿por qué amáis la falsedad y buscáis el engaño? es una invitación a salir de esta situación.
12. [v. 11] Su garganta es un sepulcro abierto. Se le puede dar a este pasaje un matiz de voracidad. De aquella voracidad causa de que los hombres mienten muchas veces recurriendo a la adulación. La expresión sepulcro abierto es impresionante. Porque esta voracidad tiene siempre las fauces abiertas, sin parangón con los sepulcros, ya que estos se cierran después de dar acogida a los muertos. También cabe otra interpretación referida a aquellos que, mediante ardides y blandos halagos, arrastran hacia sí a quienes, acto seguido, seducen para pecar. Es como si los devoraran al adaptarlos o asimilarlos a sus pautas de comportamiento. Y puesto que a quien esto ocurre es víctima del pecado, sus inductores reciben con toda propiedad el nombre de sepulcros abiertos. Las víctimas de estos, por su parte, son en cierto modo seres inanimados al carecer de la vida de la verdad. Dan acogida a los muertos que ellos mismos han asesinado con palabras capciosas y corazón vano, para luego ir asimilándolos. Con sus lenguas obraban engañosamente. Es decir, con sus malas lenguas. A ello parece referirse el posesivo sus. Pues los malos tienen malas lenguas; o sea, cuando profieren engaños dicen cosas malas. El Señor se dirige a ellos: ¿Cómo pueden ser buenas vuestras palabras siendo vosotros malos?
13. Júzgalos, oh Dios. Que fracasen sus planes. Aquí se trata de una profecía, no de una maldición. No desea que esto ocurra, pero intuye lo que va a ocurrir. Los malvados se ven complicados en este tipo de contingencias, pero ello no es debido, a lo que parece, al deseo del profeta, sino que la conducta de estos individuos es tal que, naturalmente tiene que ocurrirles algo así. Idéntica situación nos refleja el pasaje siguiente: Que se alegren los que esperan en ti. Se trata de una expresión profética, porque prevé que van a alegrarse. Asimismo de modo profético se dice: Despierta tu poder y ven. En efecto, veía que iba a venir. Podría caber otra interpretación del pasaje que fracasen sus planes: que se crea que, mientras fracasan sus planes detestables, lo que más quiere Dios es que se dejen de tales planes. Pero en esta interpretación nos hallamos con un inconveniente, y es el imperativo expúlsalos. Cuando alguien es expulsado por Dios, de ninguna manera se puede interpretar el hecho en sentido positivo. Por eso se entiende que aquellas palabras expresaban una profecía, no hostilidad hacia ellos. Con ellas se indicó lo que inevitablemente va a ocurrirles a cuantos pretenden mantenerse en los pecados objeto de referencia. Que fracasen, pues, sus planes, dice. Que fracasen ante la acusación que contra ellos formulan sus propios pensamientos, ante el testimonio que da su propia conciencia, como dice el Apóstol: y los razonamientos que los acusarán o defenderán el día que se revele el justo juicio de Dios.
14. Expúlsalos por sus muchas impiedades. Es decir, mándalos lejos. Conforme a sus muchas impiedades es un indicio de la magnitud del rechazo de la expulsión. Consiguientemente, sean expulsados los impíos de la herencia de la que se toma posesión mediante la inteligencia y la visión de Dios. Idéntico alejamientosienten los ojos enfermizos ante el brillo de la luz. Lo que para otros ojos es fuente de alegría, para estos es un martirio. Ellos, pues, ni se presentarán por la mañana, ni verán. Esta expulsión supone un castigo tan grande como grande es el premio a que alude el pasaje: Para mí lo bueno es estar junto a Dios. Este castigo está en marcado contraste con la invitación: Entra en el gozo de tu Señor. A estaexpulsión se parece la otra: Echadlo fuera a las tinieblas.
15. Porque te han amargado, Señor. Yo soy, dice, el pan que ha bajado del cielo. Y: Trabajad por el pan que no se acaba. Y: Gustad y ved qué bueno es el Señor. Pero a los pecadores les resulta amargo el pan de la verdad. Por eso odian la boca del que dice la verdad. Son ellos los que amargaron a Dios. A fuerza de pecar contrajeron una enfermedad de tal naturaleza que no fueron capaces de ingerir, como si estuviera mezclado con hiel, el alimento de la verdad que constituye el gozo de las almas sanas.
16. [v. 12] Que se alegren todos los que esperan en ti. Naturalmente aquellos que saborearon lo suave que es el Señor. Su júbilo será eterno y habitarás en ellos. El gozo eterno consistirá formalmente en la transformación de los justos en templo de Dios. Y el morador mismo será el gozo de los justos. Y hallarán gloria en ti todos los que aman tu nombre., como haciéndose presente a ellos para que disfruten de lo que aman. El inciso en ti está bien traído, ya que están en posesión, por así decirlo, de la herencia a la que hace referencia el titulo del salmo. Ellos son la heredad de Dios, aquí significada por el pasaje: habitarás en ellos. De este bien quedan excluidos aquellos a quienes Dios echa fuera por razón de sus muchos crímenes.
17. [v. 13] Porque tú bendecirás al justo. Esta bendición consiste en dos cosas: gloriarse en Dios y ser habitado por Dios. Esta santificación es una concesión hecha a los justos, pero para que éstos sean justificados hay una llamada previa que no se debe a los méritos personales, sino a la gracia de Dios. Todos han pecado y tienen necesidad de la gloria de Dios. A los que llamó los justificó, y a los que justificó los glorificó. Y por ser esta llamada algo no imputable a nuestros méritos, sino a la bondad y a la misericordia de Dios, dice acto seguido: Señor, nos has coronado, como con el escudo detu buena voluntad. Naturalmente, la buena voluntad de Dios va por delante de nuestra buena voluntad, con el fin de convocar a los pecadores a la penitencia. Estas son las armas con que se ataca al enemigo contra quien se dice: ¿Quién será el fiscal de los elegidos por Dios? Y, si Dios está a favor nuestro, ¿quién está contra nosotros? Aquel que no perdonó a su propio hijo, sino que lo entregó por todos nosotros... Si cuando éramos enemigos, Cristo murió por nosotros, mucho más, una vez reconciliados, nos veremos liberados de la ira por su medio. Este es el escudo más arrollador que existe. Con él rechazamos al enemigo que, a fuerza de acumular preocupaciones y tentaciones, va insinuando la desesperanza de la salvación.
18. El salmo globalmente considerado se resume así: primero, plegaria u oración para que le escuchen, desde: Señor, escucha mis palabras, hasta: rey mío y Dios mío. Segundo, profundización en todo aquello que constituye un obstáculo para la visión de Dios, es decir, ser consciente de que la oración ha sido escuchada: desde el pasaje a ti te suplicaré, Señor; por la mañana escucharás mi voz, hasta el pasaje al hombre sanguinario y doloso lo aborrecerá el Señor. Tercero, esperanza de estar un día en la casa de Dios; actual aproximación a ella con temor, antes de llegar a la perfección, que elimina el temor: desde el texto pero yo, en la multitud de tu misericordia hasta el pasaje me postraré ante tu templo santo, lleno de tu temor. Cuarto, avanza y va promocionándose, pero, rodeado de todo aquello que considera como obstáculo, suplica en demanda de una ayuda interior donde ningún hombre ve, para que no le desvíen las malas lenguas: desde el texto Señor, guíame en tu justicia, porque tengo enemigos, hasta con sus lenguas obraban engañosamente. Quinto, profecía sobre el castigo reservado a los impíos, sabiendo que el justo se salvará a duras penas, y premio reservado a los justos que acudieron a la llamada y ya en ruta lo soportaron todo como hombres: desde el pasaje júzgalos, oh Dios, hasta el final del salmo.