viernes, 7 de agosto de 2015

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (VII): REFLEXIONES DE SAN JUAN PABLO II SOBRE LAS LETANÍAS DE LA 6 A LA 10

6. Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo



JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo
 9 de junio de 1985


6. Sexta Letanía: Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.

1. A la hora de la común oración del Ángelus, nos dirigimos, juntamente con María —por medio de su Corazón Inmaculado— al Corazón Divino de su Hijo. Corazón de Jesús - templo santo de Dios / Corazón de Jesús - tabernáculo del Altísimo.
Corazón de un Hombre semejante a tantos, a tantos otros corazones humanos y, a la vez, Corazón de Dios-Hijo.

Por tanto, si es verdad que cada uno de los hombres "habita", de algún modo, en su corazón,entonces en el Corazón del Hombre de Nazaret, de Jesucristo, habita Dios. Es "templo de Dios", por ser Corazón de este hombre.

2. Dios-Hijo está unido con el Padre, como Verbo Eterno, "Dios de Dios, Luz de Luz..., engendrado no creado".

El Hijo esta unido con el Padre en el Espíritu Santo, que es el "soplo" del Padre y del Hijo y es, en la Divina Trinidad, la Persona-Amor.

El Corazón del Hombre Jesucristo es, pues, en el sentido trinitario, "templo de Dios": es el templo interior del Hijo que está unido con el Padre en el Espíritu Santo mediante la unidad de la Divinidad. ¡Qué inescrutable permanece el misterio de este Corazón, que es "templo de Dios" y "tabernáculo del Altísimo"!
3. Al mismo tiempo, es la verdadera "morada de Dios con los hombres" (Ap 21, 3), porque el Corazón de Jesús, en su templo interior, abraza a todos los hombres. Todos habitan allí, abrazados por el eterno amor. A todos pueden dirigirse —en el Corazón de Jesús— las palabras del Profeta: "Con amor eterno te amé, / por eso prolongué mi misericordia (Jer 31, 3).

4. Que esta fuerza del eterno amor que está en el Corazón divino de Jesús, se comunique hoy de modo particular a los jóvenes que reciben la confirmación.

En ellos debe habitar de modo particular el Espíritu Santo.

Que se conviertan, pues, también sus corazones —a semejanza de Cristo— en "templo santo de Dios" y "tabernáculo del Altísimo".

Con frecuencia he oído cantar a los jóvenes: "¿Vosotros sabéis que sois un templo?". Sí, somos templo de Dios y el Espíritu Santo habita en nosotros, según las palabras de San Pablo (cf. 1 Cor3, 16).

5. Por medio del Corazón Inmaculado de María permanezcamos en la Alianza con el Corazón de Jesús, que es "templo de Dios", el más espléndido "tabernáculo del Altísimo", el más perfecto.

7. Corazón de Jesús, Casa de Dios y Puerta del Cielo



VISITA PASTORAL AL VÉNETO

JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo
 16 de junio de 1985



7. Séptima Letanía: Corazón de Jesús, Casa de Dios y Puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.

1. La hora del Ángelus nos invita a dirigir la mirada a María. Nos invita hoy también el lugar en el que nos encontramos, es decir, el templo de María Auxiliadora, edificado por el obispo que el Papa Pío X dio como don a Treviso, el Siervo de Dios Andrea Giacinto Longhin. Él, junto con toda la ciudad, hizo el voto de dedicarlo a la Santísima Virgen el 27 de abril de 1917. El pueblo cristiano, después de la inhumana destrucción que provocó el tan inexorable como absurdo bombardeo del 7 de abril de 1944, quiso que este santuario de la Auxiliadora resurgiera más hermoso que antes y teniendo al lado la capilla votiva que recoge los restos de los caídos de guerra y, en elocuente fraternidad, los despojos de las víctimas civiles de los bombardeos aéreos.

También nos impulsa a dirigir la mirada a María toda la historia de Treviso, la civil y la religiosa, que se ha desenvuelto en gran parte alrededor de la capilla edificada, hace más de 12 siglos, en la ribera del Cagnan y dedicada a María Santísima, Madre de Dios.

Por medio del Corazón Inmaculado de María queremos dirigirnos al Corazón Divino de su Hijo, al Corazón de Jesús, de Majestad infinita.

Mirad: la infinita Majestad de Dios se oculta en el Corazón humano del Hijo de María.

Este Corazón es nuestra Alianza.
Este Corazón es la máxima cercanía de Dios con relación a los corazones humanos y a la historia humana.
Este Corazón es la maravillosa "Condescendencia" de Dios: el Corazón humano que late con la vida divina: la vida divina que late en el corazón humano.

2. En la Santísima Eucaristía descubrimos con el "sentido de la fe" el mismo Corazón,
— el Corazón de Majestad infinita, que continúa latiendo con el amor humano de Cristo, Dios-Hombre.
¡Cuán profundamente sintió este amor el Santo Papa Pío X, antes Patriarca de Venecia!;
— cuánto deseó que todos los cristianos, desde los años de la infancia, se acercasen a la Eucaristía, recibiendo la santa comunión: para que se unieran a este Corazón que es, al mismo tiempo, para cada uno de los hombres "Casa de Dios y Puerta del cielo".

"Casa", mediante la comunión eucarística el Corazón de Jesús extiende su morada a cada uno de los corazones humanos.

"Puerta", porque en cada uno de estos corazones humanos Él abre la perspectiva de la eterna unión con la Santísima Trinidad.

3. ¡Madre de Dios! meditamos el misterio de tu Anunciación, nos acercamos a este Corazón divino,
—el Corazón de Majestad infinita— Casa de Dios y Puerta del cielo, a este Corazón que desde el momento de la Anunciación del Ángel, comenzó a latir junto a tu Corazón virginal y materno.

8. Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor



JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 21 de julio de 1985


8. Octava Letanía: Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, ten piedad de nosotros.

1. Corazón de Jesús, "lleno de bondad y de amor".

Deseamos, en nuestra plegaria del Angelus Domini, dirigirnos al Corazón de Cristo, siguiendo las palabras de las letanías.

Deseamos hablar al Corazón del Hijo mediante el Corazón de la Madre. ¿Qué puede haber más bello que el coloquio de estos dos corazones? Queremos participar en él.

2. El Corazón de Jesús es "horno ardiente de caridad", porque el amor posee algo de la naturaleza del fuego, que arde y quema para iluminar y calentar.

Al mismo tiempo, en el sacrificio del Calvario el corazón del Redentor no fue aniquilado con el fuego del sufrimiento. Aunque humanamente muerto, como constató el centurión romano traspasando con la lanza el costado de Cristo, en la economía divina de la salvación este Corazón quedó vivo, como manifestó la resurrección.

3. Y he aquí que el Corazón vivo del Redentor resucitado y glorificado está "lleno de bondad y de amor": infinita y sobreabundantemente lleno. El rebosar del corazón humano alcanza en Cristo la medida divina.
Así fue este Corazón ya durante los días de la vida terrena. Lo testimonia cuanto está narrado en el Evangelio. La plenitud del amor se manifiesta a través de la bondad: a través de la bondad irradiaba y se difundía sobre todos, en primer lugar sobre los que sufren y los pobres. Sobre todos según sus necesidades y expectativas más verdaderas.

Así es el Corazón humano del Hijo de Dios, incluso después de la experiencia de la cruz y del sacrificio. Mejor dicho, todavía más: rebosante de amor y de bondad.

4. En el momento de la anunciación comenzó el coloquio del Corazón de la Madre con el Corazón del Hijo. Nos unimos hoy a este coloquio, meditando el misterio de la Encarnación en la plegaria del Angelus Domini.

9. Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad



JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 23 de junio de 1985

9. Novena Letanía: Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.


1. Corazón de Jesús - horno ardiente de caridad.

Durante la oración del Ángelus deseamos dirigir, juntamente con la Madre de Dios, nuestros corazones hacia el Corazón de su Hijo divino.
Nos hablan profundamente las invocaciones de estas espléndidas letanías, que rezamos o cantamos sobre todo en el mes de junio. Que la Madre nos ayude a entender mejor los misterios del Corazón de su Hijo.

2. "Horno de caridad". El horno arde. Al arder, quema todo lo material, sea leña u otra sustancia fácilmente combustible.

El Corazón de Jesús, el Corazón humano de Jesús, quema con el amor que lo colma. Y éste es el amor al Eterno Padre y el amor a los hombres: a las hijas y los hijos adoptivos.

El horno, quemando, poco a poco se apaga. El Corazón de Jesús, en cambio, es horno inextinguible. En esto se parece a la "zarza ardiente" del libro del Éxodo, en la que Dios se reveló a Moisés. La zarza que ardía con el fuego, pero... no se "consumía" (Ex 3, 2).

Efectivamente, el amor que arde en el Corazón de Jesús es sobre todo el Espíritu Santo, en el que Dios-Hijo se une eternamente al Padre. El Corazón de Jesús, el Corazón humano de Dios-Hombre, está abrazado por la "llama viva", del Amor trinitario, que jamás se extingue.

3. Corazón de Jesús - horno ardiente de caridad. El horno, mientras arde, ilumina las tinieblas de la noche y calienta los cuerpos de los peregrinos ateridos.

Hoy queremos rogar a la Madre del Verbo Eterno, para que en el horizonte de la vida de cada una y de cada uno de nosotros no cese nunca de arder el Corazón de Jesús - horno ardiente de caridad. Para que Él nos revele el Amor que no se extingue ni se deteriora jamás, el Amor que es eterno. Para que ilumine las tinieblas de la noche terrena y caliente los corazones.

4. ¡Cuánto se alegra la Iglesia por el hecho de que en este Corazón divino se enciendan de amor los corazones humanos! Cuánto se alegra hoy porque en este amor se encendió el corazón del padre Benito Menni, sacerdote de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y fundador de la congregación de las Religiosas Hospitalarias del Sacratísimo Corazón de Jesús; y el corazón de fray Pedro Friedhofen, laico, fundador de los Hermanos de la Misericordia de María Auxiliadora.

5. Dándole las gracias por el único amor capaz de transformar el mundo y la vida humana, nos dirigimos con la Virgen Inmaculada, en el momento de la Anunciación, al Corazón Divino que no cesa de ser "horno ardiente de caridad". Ardiente: como la "zarza" que Moisés vio al pie del monte Horeb.

10. Corazón de Jesús, santuario de justicia y caridad



VISITA PASTORAL A ABRUZO

JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 30 de junio de 1985



10. Décima Letanía:Corazón de Jesús, santuario de justicia y caridad, ten piedad de nosotros


1. Corazón de Jesús, santuario de justicia y caridad.

Del centro de nuestra asamblea, reunida en el día conclusivo del Congreso Eucarístico en Téramo se eleva -como siempre a esta hora- la plegaria del Ángelus.

Meditemos junto con la Virgen de Nazaret en el momento de la Anunciación.
Meditemos en el misterio de la Encarnación.

"El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1, 14): en efecto, vino a habitar en el seno de María, en su Corazón.

2. Entre el Corazón de la Madre y el Corazón del Niño (del Hijo) se estrecha desde el principio un vínculo: ¡una espléndida unión de corazones! El Corazón de María es el primero que habló al Corazón de Jesús. El primero, se puede decir, que recitó las letanías a este Corazón.

3. Corazón de Jesús, santuario de justicia: En Ti el Eterno Padre ha ofrecido a la humanidad la justicia que hay en la Santísima Trinidad, en Dios mismo. La justicia que es de Dios, constituye el fundamento definitivo de nuestra justificación.

Esta justicia nos viene a nosotros mediante el amor. Cristo nos ha amado y se ha dado a Sí mismo por nosotros (cf. Gál 2, 20). ¡Y precisamente con este darse mediante el amor más potente que la muerte, nos ha justificado! "Él fue resucitado para nuestra justificación" (Rom 4, 25).

4. A la hora del Ángelus el Congreso Eucarístico de Téramo ora profesando junto con la Madre de Dios los misterios del Sacratísimo Corazón de Jesús.

Estos misterios expresados de modo tan espléndido en las invocaciones de las letanías, nos guíen, por los caminos de la vida terrena, a la patria eterna del Corazón divino, cuando Dios enjugue toda lágrima de los ojos humanos (cf. Ap 7, 17; 21, 4), cuando Él mismo esté "en todas las cosas" (1Cor 15, 28).

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